14.3.11

SIETE

El primer héroe reconocido de nuestra cultura es Quiltrón, el Perro del Desierto. Se dice que medía dos metros de altura y sus músculos eran duros como la roca. Creció lejos, en nuestro hogar original...

    Vastos campos de maleza verde y dura, a lo lejos se divisan árboles coníferos. El aire es frío y limpio, y el olor a tierra, profundo. DE rodillas cerca de unas rocas, un niño juega persiguiendo bichitos y escarabajos. El niño es Quiltrón.
    Quiltrón crece persiguiendo guanacos en los cerros y es rápido como un ciervo. Tiene la fiereza de una jauría de sabuesos. Pronto deja de ser el niño que jugaba y crece de manera sorprendente. Es alto como una araucaria y fuerte como una montaña. Sus cabellos son negros como la noche y su piel tiene el fulgor del bronce. Es capaz de derribar a un caballo encabritado agarrándolo de las orejas y de derrotar a una docena de hombres sin transpirar ni una gota. No viste más que unos sencillos pantalones de cuero, una piel de puma amarrada a la cintura y una capa negra de lobo marino. Con eso es capaz de resistir cuarenta grados de calor y más de veinte grados bajo cero cada vez que se marcha a alguna jornada. Es amado y admirado, pero todo esto no es suficiente, porque su padre es Lorka, el más fuerte de todos, y planea para su hijo un destino poco satisfactorio. Quiere que Quiltrón sea el Guardián de la montaña, cosa que su hijo no comparte. Los guardianes desperdician su vida mirando el horizonte, contando estrellas hasta que ya no se distinguen a sí mismos de las rocas que conforman la montaña. Todo para prevenir la llegada de algún invasor. Quiltrón confía en la fuerza de su gente, y cree que de ser atacados podrían repeler con facilidad a los enemigos. El desea abandonar la tribu y conocer el mundo. Discute con su padre y este le deshereda y le expulsa. Todo el pueblo llora la decisión, porque Quiltrón es el mejor cazador y guerrero del Bokén. Todos lloran, excepto Quiltrón, que coge su arco, su carcaj, su morral y se marcha. Irónicamente, Quiltrón se establece en la montaña y desde ahí vigilia, pero la aldea. Un día despierta y lo ve: Una Nube de humo negro que viaja rauda por el cielo. Era la primera amenaza: los Kamstöuth, aves negras.
    Las aves negras eran los Soldados del Imperio Kaprtha, y buscaban sojuzgar a las demás razas. Eran menos de cincuenta y sólo ellos bastaron para reducir a los casi quinientos guerreros del Bokén. Hasta que hizo su aparición el más poderoso de todos. Quiltrón expulso con facilidad a los conquistadores, pero no regresó al pueblo ni hablo con su padre. En lugar de ello se acercó a Buazka, líder de los Kamstöuth, e hizo un trato con él.
    Si juraban no intentar conquistar ese pueblo de nuevo, él se uniría a ellos y les otorgaría la fuerza de su brazo y el valor de su espíritu.
    El deseo de Quiltrón era viajar, pero su acto fue más altruista del que se podría esperar. Liberó a su Gente de la amenaza, como un Guardián de la Montaña digno. Su padre quiso besarlo y agradecerle, pero Quiltrón ya se había marchado.
    Buazka dirigió a su ejercito a la playa, y llevandose a Quiltrón, aparte, le dijo:
- Desde hoy eres nuestro campeón, el Sabueso de la Noche. Lucharás junto a nosotros y te convertirás en nuestro hermano, y esperamos que eventualmente seamos todos juntos un solo organismo, un único guerrero de cien brazos que lucha unido e intuitivo. Te doy la bienvenida, Quiltrón: Que la Madre Noche nos haga más fuertes.
    Y terminado su discurso, señalo el mar. Y el mar escupió una lanza blanca que fue a clavarse a los pies de Quiltrón.
- Esa es la Nastar, una lanza de una sola pieza hecha con el hueso de una ballena.
    Quiltrón miró el arma, que sobrepasaba su estatura, y dijo:
- No existe tal animal sobre la faz de la Tierra.
- En la Tierra no, hermano. En el mar. El mundo esta lleno de misterios, y si viajas con nuestro ejercito, los Kamstöuth, aves de la noche, escuadrón de exploración y conquista del Imperio Kaprta y de Nuestro señor Tiahuanka, entonces podrás ver mil maravillas, las cuales solo la Madre Noche sabe que existen.

    Ese es el comienzo de la gesta, que oí cuando era muy niño, y que años después tuve la fortuna de presenciar representado en una obra de teatro. Así era Quiltrón, o por lo menos, esa es la imagen qe tengo del Héroe.

1 comentario:

S.H.G dijo...

no sé porque noto un dejo autobiográfico...