Era el lugar más hermoso de la tierra. Un pequeño reducto ruralalejado de la cacofonía de la city. Allí, entre dos montañas, había un claro de arena roja y hierba oscura y fresca. Altos árboles coronaban la explanada, y el cielo se hallaba zurcado por innumerables zorzales que habìan hecho del reducto su hogar.
En verano la joven zorzal estaba sentada en su nido, sabiendo que ya era hora de ver nacer a su progenie. Cuando el primero de ellos rompio el cascarón, el sol pareció brillar con más fuerza, y sobre la superficie del lago se dibujaron los colores más hermosos que han recorrido alguna vez la Tierra. Fueron cinco nuevos zorzales en total, y hacia el final del verano emprendieron el vuelo por primera vez.
Cuando el otoño se presentó los niños-zorzales ya volaban impetuosamente, sin respetar nada a su paso, y sabiendo que nada en la vida era en serio. Pero el otoño no llega en vano, y a mediados de la estación el alimento escaseaba y todas las familias de aves en la redonda se habían refugiado ya, bien equipadas con lo que habían recolectado durante el periodo estival. Los jóvenes zorzales no querían guardar alimento para un futuro incierto. Deseaban vivir el aquí y el ahora, y consumirlo todo.
Hayaron, alzandose al cielo como una torra majestuosa, al último girasol de la temporada. Y como voraces marabuntas se abalanzarón sobre ella, tan precipitadamente que terminarón desarmandola, y rodaron por el suelo junto a ella. Cuando la madre llegó los encontro resoyando los picos y llorando de rabia y frustración. La sabia zorzal les enseñó entonces la lección. Recogió una a una las semillas desperdigadas por el piso, y las dividió en ocho partes iguales. Una para cada zorzal jóven, una para la madre, una para el invierno. Los niños no entendían para qué era la última parte. La madre abrió con su pata un zurco en el suelo. "Porque aquello que tomamos de la tierra, asimismo debemos devolverlo". Los niños entendieron por fin que la Gran Benefactora también nos necesitaba a nosotros.
Llegó el invierno, llegó la muerte. Y los pequeños zorzales se acurrucaron en rededor de su madre, que los cobijaba con su plumaje. Y les decía a al oído las palabras que necesitamos escuchar en esos momentos, aunque la esperanza sea mentira, sea sólo esperanza, de todos modos nos sentimos mejor. Y quizás un día lleguemos más lejos gracias a esas insignificantes frases, y ya no serán insignificantes.
Regresó la primavera, y con ella el inmenso vals de aves adornando la cúpula de aquella catedral. Y cuando los niños zorzales, convertidos ya en hombres zorzales, se dirigieron al lugar en donde habían hallado el último girasol de la estación, descubrieron con satisfacción que un pequeño campo de aquella preciada flor había comenzado a brotar allí. Y se sintieron, por alguna razón desconocida, felices y satisfechos.
Llegó el verano, y con él el Hombre. El hombre cortó todos los girasoles y los hechó en su camioneta. El vehículo al partir ensució el aire. Quemó los pastizales y secó el lago, porque quería edificar algo allí. Con su escopeta hirió la atmosfera, y una a una las ves cayeron sin vida. Él las hechó en un saco y se las llevó, para comerse una o dos. El resto fueron acribilladas sólo por vicio.
Una a una las zonas vecinas callerón también bajo la influencia del hombre, que nunca se saciaba, y siempre quería más, siempre le pedía más a la Tierra, porque ella ya no era su benefactora: Era su puta personal, sodomizada y atada de manos y pies a una cama mugrienta mientras el afilaba el cuchillo para penetrarla.
Ya no crecen en el claro más girasoles, ya no zurcan por el cielo los zorzales.
2 comentarios:
Tiene un empiezo muy bonito, me atrevería a decir hermoso, lleno de esperanza, alegría y todo termina tan bruscamente, de golpe al igual que la realidad. Los sueños son hermosos, y se rompen con la misma facilidad. La metáfora siempre ha sido tu fuierte!
es como "y paaaaaafff se murio" ajajaj esta weno, me gustó arto.
lo bueno esque me imagino contandoselas a tus hijos mas adelnate, asi todas las historias cagadas de la cabeza que han visto el dia. ojala te salgan cagados de la cabeza, pero no tanto. xd
saludos desde el otro lado.
dial.
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