BAJO TIERRA

Caminabamos por aquella oscura cripta, que por lo que pude percibir se hallaba miles de metros bajo el suelo. La humedad de las paredes, las vigas enmohecidas y las manchas de sangre me daban una vana sensación de familiaridad, mientras una voz suzurraba en la oscuridad, más allá de las telarañas y el polvo. Me asomé a los durmientes y pude ver en los vagones al contrahecho, a la chica loca con vestido de novia y la muñeca sucia y ensangrentada... la voz describía su nombre y su historia, pero al amanecer sólo conservava vagos recuerdos de aquel perturbador sueño que no llegaba a convertirse en pesadilla.