Ideamos la cámara de Moxibustión bazados en antiguos criptogramas que hayamos en las catacumbas Olmecas. Con ligeros ajustes nos aprestamos a comprobar elpoder del Jade y la Magnetita. Pero nos asaltó una duda:
¿Podía realmente aquella estructura preservar a una persona?
¿Y... de algún modo, lo habían hecho ya?
Volvimos a las ruinas, adentrandonos en lo más profundo e inexplorado de su arquitectura. Descubrimos, no sin esfuerzo, una habitación que había permanecido intacta durante más de de cinco mil años. Dentro, ataúdes de Jade nos esperaban. Abrimos cada una de esta crisálidas encontrándolas... vacías. El miedo y la inquietud experimentados hasta ese momento, en donde esperabamos algún descelace del tipo "La Momia", no pudo más que suscitar carcajadas entre nosotros, aliviados ya de la tensión.
-Bien, será mejor que nos vayamos- dijo.
-Espera, tomaréuna foto más y te sigo.
Se volteó. Me distraje sólo un segundo y oí un desagradable sonido. Como el de una sandía al reventarse. Giré bruscamente sólo para vislumbrar, de manera fugaz, a mi amigo,tendido en el piso, muerto y decapitado, y a su lado un mocetón de dos metros, ataviado con plumas de águila, que me golpeócon la cacha de su macahuitl. Caí incoceinte. Pero antes de desvanecerme por completo noté cómo aquel guerrero anacrónico me tomaba en brazos y se acercaba a uno de los ataúdes.
No sé cuánto tiempo estube en estado catatonico.
Al salir de aquella pupa caminé, sorprendido por la aridez del paisaje, Recojí mi cámara, pero esta se disolvió en polvo en cuanto la toqué.
Y entonces supe cuánto tiemp había pasado.
El mundo ya había cambiado.
-Bien, será mejor que nos vayamos- dijo.
-Espera, tomaréuna foto más y te sigo.
Se volteó. Me distraje sólo un segundo y oí un desagradable sonido. Como el de una sandía al reventarse. Giré bruscamente sólo para vislumbrar, de manera fugaz, a mi amigo,tendido en el piso, muerto y decapitado, y a su lado un mocetón de dos metros, ataviado con plumas de águila, que me golpeócon la cacha de su macahuitl. Caí incoceinte. Pero antes de desvanecerme por completo noté cómo aquel guerrero anacrónico me tomaba en brazos y se acercaba a uno de los ataúdes.
No sé cuánto tiempo estube en estado catatonico.
Al salir de aquella pupa caminé, sorprendido por la aridez del paisaje, Recojí mi cámara, pero esta se disolvió en polvo en cuanto la toqué.
Y entonces supe cuánto tiemp había pasado.
El mundo ya había cambiado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario